Sara Leo me
comenta que ella vivió en Hudersfield y su hijo Jorge nació allí. Esto me trae
más recuerdos de mis andanzas por el Norte de Inglaterra: de Manchester a Leeds.
Estos
últimos cinco años, he cogido muchas veces el Transpenine Express: el tren que une
Manchester y Leeds, cruzando por los Penines, las montañas que dividen Lancashire
de Yorkshire. Hudersfield es la estación principal, entre ambas ciudades.
El viaje es
inolvidable. Dura una hora.
El tren
atraviesa un corredor histórico, entre esos dos condados históricos. En la Edad
Media, se construyó un camino, siguiendo los ríos que atravesaban las Penines;
en el S. XVIII, un canal, que permitía el transporte de manufacturas y bienes
hasta el mar y entre las ciudades; en el S. XIX, la línea de ferrocarril, que aún
hoy funciona a pleno rendimiento. Miles de personas se desplazan por ese
corredor, cada día.
El tren va
pasando por el verdísimo y amplio valle, junto al canal y el río. Se ven las Penines, en los lados:
las faldas verdosas, a veces boscosas; las partes altas peladas y de color rosáceo.
Detrás, el Peak District Nacional Park.
Medio tapadas
por los frondosos árboles, van apareciendo las pequeñas ciudades industriales
del recorrido. Verdaderos modelos de arqueología industrial. Se van viendo esas
típicas ciudades, creadas en el S. XIX, como pequeños proyectos de bienestar
colectivo.
Aquí se
creó la industria moderna; aquí se produjo la primera Revolución Industrial. Se
instaló la primera maquinaria textil, que aprovechaba la fuerza del agua del
canal y del río, y se usaba el agua para las tareas de lavado de los tejidos.
Vamos
viendo la fábrica y los almacenes, junto al canal o la carretera. Varias
iglesias neogóticas: anglicanas, presbiterianas, unitarias. En alto, las grandes
casas de los propietarios de la industria. Alrededor del río o en las faldas de
las colinas, las colonias de los empleados. Todo perfectamente organizado, conservado
como hace cien años.
He
recorrido este paisaje. Con todo tipo de climas. Lluvioso o soleado en
Primavera u Otoño, con Alex Benavente. Nevado en Invierno, con Mònica López. Azul
y brillante en Verano, con Jordi Farré. En cualquier época, ofrece siempre esa
belleza salvaje pero cuidada del paisaje. Se ve siempre, además, el esfuerzo
del hombre por mejorar la vida natural. Y la tradicional combinación británica
de trabajo, sentido práctico, y amor a la belleza y al arte.
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