Este
Verano, aguantamos el calor de Hungría, gracias al agua siempre tan
presente. El agua es un elemento importantísimo en la vida y la
cultura húngaras.
Agua
visible o invisible
Hungría
es un país sin mar; irónicamente, entre 1920 y 1945, tuvo un
dictador que era marino: el Almirante Horthy. A pesar de no tener
mar, el agua abunda; por eso es tan verde. A veces, está oculta: las
montañas del Norte, espina dorsal del país de Este a Oeste, tienen
caudales subterráneos, fuentes termales … Otras, es muy visible:
el Danubio, grandes ríos de la llanura o lagos, como el Balaton, el
mayor de Europa.
Por
esta razón, el país está lleno de balnearios, spas, piscinas;
muchas veces, de agua templada. Bañarse al aire libre es muy popular
entre los húngaros, incluso en invierno. No conozco el origen de
esta costumbre. ¿Quizá los siglos de ocupación e influencia turca?
Creo que la costumbre siguió en la época austríaca: muchos baños
son del S. XIX. Fue muy popular en la época comunista y sigue de
moda hoy.
Baños
públicos, piscinas, balnearios
Visitar
baños y piscinas es un espectáculo; y usarlos es estupendo. Acuden
gentes de toda edad y condición, practicando en el agua diferentes
ritos sociales: parejas jóvenes casi retozando, adolescentes jugando
a la pelota, padres con niños dando saltos, madres con bebés,
familias (incluidos abuelos) hablando en el agua, circulando,
cuidándose … No suelen nadar: el agua no cubre casi nunca; se
limitan a flotar, conversando, con el agua hasta la cintura.
Nos
bañamos en diferentes tipos de baños y piscinas. Los históricos de
Budapest: el popular Szechenyi y el aristrocrático Gellert; ambos de
arquitectura “sezession”, uno en medio de un parque, el otro en
un hotel que fue de lujo. Los de hoteles provincianos, sencillos,
modernos y menores. Las grandes piscinas municipales, de los años
50.
Los
baños estaban bien cuidados y limpios, con piscinas de agua tibia y
fría, sus guardarropas, su alquiler de impecables toallas y gorras,
y … sus colas soviéticas … Siempre en medio del verde, rodeados
de árboles, con frecuencia junto al río, con piscinas de agua tibia
y fría. Siempre llenos de gente alegre, serena y poco chillona.
En
medio del calor, las visitas culturales, los kilómetros de coche, el
cansancio, siempre pensábamos: "en la ciudad del hotel, encontraremos una piscina y podremos
nadar y refrescarnos."
Mañana Las Noches de Hungría.
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