Las recientes elecciones
presidenciales francesas, con el encumbramiento y victoria de Emmanuel Macron, de centro izquierda liberal, me ha evocado la ya remota elección
presidencial de 1969. En ella, Alain Poher, anciano senador sin partido se
enfrentó al gobierno y al aparato del partido gaullista, en el poder … Acabó perdiendo.
El General De Gaulle, Presidente
de la República desde 1958, quiso contrarrestar los levantamientos de 1968, y convocó un referéndum, para
consolidarse en el poder. Lo perdió y dimitió. Hubo que convocar elecciones presidenciales.
El candidato de la derecha
gaullista (en el poder desde hacía 10 años) fue el Primer Ministro Georges Pompidou, catedrático de Literatura y
banquero, antes de ser político. Había candidatos de todos los colores: socialistas, radicales, izquierdistas, comunistas … y un candidato centrista, Alain Poher, Presidente del Senado.
Frente al poder gaullista, Alain
Poher, democristiano sin un partido detrás, logró agrupar a los minoritarios y desorganizados
políticos centristas: democristianos, liberales, radicales … Dio la sorpresa,
en la primera vuelta: quedó segundo (23%) frente al conservador Pompidou (44%).
Como ahora, el candidato de la
izquierda radical (entonces, el comunista Duclos) obtuvo muy buen resultado:
21%. Como ahora, el partido socialista oficial (SFIO) también se hundió: el
mítico Gaston Deferre, alcalde de Marsella, sólo consiguió el 5% y el
socialista heterodoxo Michel Rocard el 3%.
En la segunda vuelta, Alain Poher
fue apoyado por toda la oposición: centristas varios, socialistas … menos por los
comunistas, que preconizaron la abstención. Parecido a lo que pasó ahora. Pero
con resultado muy distinto. En la segunda vuelta, ganó Georges Pompidou, con el
58% de los votos, frente al 42% de Poher … Éste habría ganado, si los
comunistas le hubiesen votado; eran aquéllos, tiempos de férreas disciplinas leninistas.
Esa es la gran diferencia, entre
ambas elecciones, 1969 y 20017, creo. El ultra-derechismo de Marine Le Pen ha
empujado a parte de los electores gaullistas a votar a Emmanuel Macron, junto
con liberales, centristas, radicales y socialistas … y algunos votantes de
Melenchon, que han desoído las consignas … Vivimos tiempos de voto muy libre …
Está claro que no es lo mismo, en absoluto, la ultra Le Pen que el gaullista Pompidou. Pero sí es cierto que, en ambos casos, la alternativa renovadora y no tradicional estaba representada por un centrista independiente.
Pienso que Alain Poher se habrá
revuelto en la tumba, pensando en que su joven “heredero” liberal, laico y
moderno, ha conseguido lo que él no logró: imponerse al aparato de los partidos
tradicionales.
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